No sabía yo que para estas comidas había que ponerse el tacón de aguja. Que no es Navidad, porras. En fin... entre el herpes labial y las pintas, peor que mal. Y, encima, le he dado a la sinhueso que da gusto. Cada vez que voy a este tipo de eventos me digo que no voy a hablar más de lo necesario, pero al final termino harta de oírme a mí misma. Al menos me he retirado a tiempo, antes de que alguien se colgara de un pino para no escucharme. Además, los planes de colocarnos estratégicamente se han ido al traste con la disposición de una sola mesa corrida. A ver con qué cara llegas y te vas a la punta para que no te caiga enfrente la Gestapo, la Stasi y la CIA personificadas. Lo peor es que he entrado al trapo de someterme a un tercer grado. Me ha podido mi parte sagitariana. Pero bien. Conversaciones sorprendentes, algunas llenas de casualidades de la vida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Yo no tengo tendencia a ser excesivamente habladora, y me pasa lo mismo que a tí. Me alegra ver que no soy la única... pero es que ponen cada "trampa", que es imposible el resistirse a ellas
"la Gestapo, la Stasi y la CIA"... jajaja
Y las tres son una sola persona. Alucinante.
¿Alucinante? No: verdaderamente terrorífico...
Publicar un comentario