Esta mañana he vuelto a oír, y con las mismas palabras a modo de mantra, lo de que tirar un huevo no es violencia, sino una forma de expresión y que lo que sí que es violencia es lo de los recortes. Cuando la persona en concreto ha llegado a la parte de "lo que sí que es violencia es..." pensaba, ilusa de mí, que iba a decir agredir e insultar. Pero no. Claro, me olvidaba de que no tiene que ver una cosa con otra. A ver para cuándo alguien se expresa sobre quien piensa así en forma de huevazo. Me encantará ver la reacción.
jueves, 24 de febrero de 2011
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4 comentarios:
No es violencia cuando no se lo tiran a ellos.
No es tarde, cuando no son ellos los que esperan.
No es de mal gusto, cuando la broma no se la hacen a ellos.
Se llama "Ancho para mí, estrecho para los demás".
Gerardo Landrove, insigne profesor de Derecho Penal de la Universidad de Murcia, siempre decía "en España sólo se cumplen dos leyes: la de la Gravedad y la del embudo".
Pues eso.
Por cierto, el día que alguien ponga una cajica de huevos delante de la puerta de alguno de estos, como comenté en su día en el FB, aunque no haya sido yo, por haber dado la idea diré que sí, que fui yo.
Pq tengo unas ganas de que me denuncien por haber puesto una caja de huevos delante de la puerta de alguno de estos y ver la cara que pondrá Su Señoría...
Pq claro, estaremos hablando de una ignominiosa agresión fascista...
Antonio, yo estaré encantanda de tomarte declaración delante del juez, mis preguntas y mi alegato lo mismo me hacen sentarme en el banquillo contigo.
Para esta gente es violencia, sólo lo que les afecta a ellos, y es que algunas personas tienen la mala costumbre de mirarse solamente el ombligo...claro que lo mismo no les da para mucho más...
Para los jainistas, esclafar un huevo, aparte de un aborto avícola, constituye un crimen de lesa majestad contra los seres vivos...
para los millones de hambrientos de este mundo es una innecesaria provocación y un derroche intolerable...
Para los mendrugos que los arrojan tan henchidos de valor y puntería, es un remedo inofensivo a su frustrada vocación de dinamiteros (así se llamaba a los granaderos en nuestra Guerra Civil porque muchos de los artefactos que arrojaban eran bombas improvisadas con dinamita minera) revolucionarios...
No es que vayamos mejorando y nos hayamos civilizado cambiando las piedras por huevos, sino que, antaño, al que se lapidaba era a quien malgastaba tan gilipollescamente semejante ambrosía para el paladar....
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