miércoles, 28 de agosto de 2013

Momentazo maromístico-streisandiano

De todos es conocido el buen gusto de Barbra Streisand a la hora de escoger a sus compañeros de reparto. Sea o no la directora, ahí están Ryan O'Neal, Robert Redford, Jeff Bridges, Pierce Brosnan... Vamos, un no parar. 

Aprovecho que están poniendo ahora mismo en la tele Yentl para colocar por aquí un momentazo que tenía guardado en la carpeta donde voy guardando estos tesorillos. Recordemos que en esta película la Streisand interpreta a una chica judía que quiere estudiar, pero no la dejan por ser precisamente una mujer. Se hace pasar por hombre y allí conoce al macizorro de Avigdor, encarnado por un Mandy Patinkin lleno de pelos por todos lados, una alegría. En una escena se van todos a bañarse al río en bolas, y Yentl tiene que aparentar que no se escandaliza al ver a los hombres desnudos. Pero lo mejor es que Avigdor se le planta en bolas delante, tal cual. A ella no se le caen las enaguas porque no lleva, pero se puede oír la explosión ovárica de manera clara. Inolvidable.


jueves, 22 de agosto de 2013

Los Tudor (4ª parte y última): viva la infidelidad histórica

Ya comenté que mi querido Josito Montez había calificado esta producción como historifolclórica. Me reí mucho cuando leí el término (es un genio inventando palabras de este tipo), pero al ver la serie me di cuenta de que el calificativo le iba que ni pintado. 
Una de las cosas que más llama la atención es el pasotismo absoluto a la hora de ser fieles a la historia. Cuando se estrenó Isabel se criticó mucho que eligieran a un actor mayor que Michelle Jenner para encarnar a Fernando de Aragón, porque es sabido que Isabel era un poco mayor. Cuando una ve la serie, la verdad es que al final eso le da igual y se queda con las interpretaciones. La producción española tiene sus infidelidades históricas, pero es superada con creces por The Tudors.  

-Para empezar, no tendría que llamarse así, Los Tudor, sino Vida y obra de Enrique VIII, porque es de él de quien trata. Ni de los de antes ni de los de después. 

-Los líos con nombres. Esto es el acabose. En la serie nos casan a Charles Brandon con una hermana de Enrique, pero no es María Tudor, sino Margarita, otra de sus hermanas. ¿La razón que dan los productores? Que si la llaman María Tudor la gente se va a liar al ver la serie y van a pensar que es la hija. ¿Nos toman por idiotas? Sí. Ya puestos, que les hubieran cambiado los nombres de pila a todos los Thomas que aparecen, que son bastantes. Oh, wait, que se lo cambian a Knivert y lo rebautizan Anthony. Me han pillado, señores.

Charles Brandon y María Tudor

Margarita Tudor

-Las edades. Me hace gracia ver que hasta los dos o tres últimos capítulos ni el rey ni Charles Brandon se ponen viejos. Hay un momento en el que el Duque de Suffolk le dice a Enrique que han perdido la juventud. Y yo con cara de "¿¡Cómooooooooorrrlll?! ¡Si estáis estupendos!" También hablé de la diferencia bestial entre la actriz que hace de Catalina y Jonathan Rhys-Meyers. Habrá muchas burradas más, pero encontré una bastante peculiar: el personaje de Aske, uno de los implicados en las revueltas del norte, tenía en realidad unos treinta años cuando ocurrieron los hechos y en la serie nos ponen a un señor mayor, sesentón por lo menos. De nuevo los productores se escudan en razones que hacen pensar en que nos toman por lerdos: si ponían a un actor joven, no sería creíble que fuera el líder del movimiento. Para partirse. Ah, y Aske lucía parche, pero como otro personaje llamado Sir Francis Bryan también lo llevaba, decidieron que dos con parche eran demasiados y confundían al personal.

Los personajes inventados. Hay más, pero me quedo con éste. Es lo que yo llamo el personaje tipo Ros, la pelirroja, ese ser inexistente en Juego de Tronos y que los productores de la serie nos meten con calzador. En este caso es la francesita Brigitte, suertuda como pocas. No es real, sale poco y se lía con Henry Cavill. 

Y habla inglés a la perfección, claro

-Los viajes artísticos en el tiempo y las libertades pictóricas. Cuando Enrique se acuesta por primera vez con Ana Bolena, me pareció ver unos cuadros o frescos bastante parecidos a las pinturas de los Carracci en el Palacio Farnese (no pongo imágenes porque esa temporada me desapareció con el accidente del disco duro).

Uno de mis alumnos de Historia del Arte del curso pasado estaba viendo Los Tudor y vino un día indignado porque había salido una vista de Roma con San Pedro del Vaticano totalmente terminada, con cúpula y plaza de Bernini incluida. Como para no indignarse. Los productores y sus cosas: es que así se reconoce Roma mejor. Qué pena que no saliera París con su Torre Eiffel, su pirámide del Louvre y su centro Georges Pompidou. O La Defense, ya que nos ponemos.

¿Y cómo estaba la plaza? ¡Abarrotáááá!
Enrique se encapricha de una de las damas de compañía de la reina y encarga a Holbein que le haga un retrato "especial". Cuando vi el momento en el que la señorita está posando, pensé que era tal cual la Venus del Espejo de Velázquez. Cuando el artista presenta la obra terminada me quedé ojiplática. Además, no sólo no la copian, sino que parece una foto y no un óleo. Holbein es un grande de los pinceles, un maestro, pero tampoco nos pasemos, que no inventó el hiperrealismo.

La Venus del Espejo renacentista. Con un par.

Cuando Juana Seymour fallece, mandan a Holbein a retratar a algunas candidatas. Una de ellas fue la ya citada Cristina de Dinamarca. He tenido la oportunidad de ver en vivo y en directo el espectacular retrato que realizó el pintor, una maravilla. Cristina aparece ataviada con ropas de viuda. En la serie no, para qué nos vamos a documentar, teniendo una obra maestra en la National Gallery que podemos recrear a la perfección. Por lo que se ve, fueron al museo y prefirieron copiar La Venus del Espejo.
El original
La modelo de la serie posando de esta guisa


Hasta aquí mi análisis personal de Los Tudor. Por favor, no dejen de verla si tienen oportunidad, que se disfruta mucho y no sólo por el maromerío.

FIN


martes, 20 de agosto de 2013

The Tudors (3ª parte): el calorreo made in England

Siempre que hablo de series con calorros suelen ser italianas. Sabemos que los italianos son guapos por naturaleza y es normal encontrarte monumentos en sus producciones, además de sus momentos apasionados poco frecuentes en las series de época de la BBC o ITV. Pero The Tudors es de Showtime y eso se nota a la legua. Empezando por el propio rey, la pasarela de tiazos es un no parar desde la primera hasta la última temporada. De las señoritas no opino, pero les cuesta poco trabajo quitarse las enaguas y revolcarse con el primero que les dice ojos negros tienes. Esa corte tudoriana era un burdel de lujo. Mas entremos en materia maromial, que es de lo que va este post.

Realmente me estoy volviendo loca, porque me salen maromos hasta de debajo de las piedras. Pido disculpas si meto alguno en el período equivocado. 



Charles Brandon, el amigo del rey

En primer lugar, debemos hablar del onmnipresente Charles Brandon, que es el único que sale en todos los capítulos además de Enrique. Por eso no podemos adscribirlo en ninguna temporada/etapa en concreto. 

Joven y chulesco en la primera temporada
 
Con María Tudor, considerada la princesa más bella de su época


Ejem... (segunda temporada)
 
Empieza el fruncimiento (aquí, con su tercera esposa)
 
Opening de la tercera temporada y más fruncimiento

Barbas a principios de la cuarta temporada
 
Más viejo al final de la serie (esta señora es una de tantas licencias)

Lo de Henry Cavill no tiene nombre y no seré yo la que hable aquí de las bondades de este señor, que es guapo de los de morirse por infarto ovárico sin remedio. Para leer sobre Henry y su maromidad, mejor vayan al post que mi querido Josito Montez le dedicó un jueves en su blog. Ahí lo tienen todo muy bien expresado. Lo único que yo vengo a decir es lo siguiente: benditos productores y directores de casting, que transformaron a Charles Brandon, Duque de Suffolk, en este Apolo. No son listos ni nada, vamos. Que si vienen y nos ponen a un ballenato como Enrique VIII y a un barbas rancio como Brandon iba a ser lo mismo, ¿verdad? Pues no.

Charles fue uno de los amigos más íntimos, por no decir el mejor, del rey de Inglaterra. A pesar de cometer un pecadillo como el de casarse sin permiso de Enrique con María Tudor, hermana del monarca (no confundir con la hija), su amistad perdurará en el tiempo y en el espacio. Este personaje irá evolucionando con los años, desde una juventud un tanto juerguista a una madurez en la que se replantea muchas de las decisiones del rey. Y esa evolución irá acompañada de un fruncimiento de ceño que se incrementa en cada temporada, lo que viene a ser un añadido al ya insuperable atractivo cavilliano. Las pruebas las tienen arriba. Como dato curioso, fue el abuelo de Lady Jane Grey, reina durante nueve días.


Sé que después de Henry ninguno es comparable, pero es de justicia nombrar a los participantes en esta pasarela de "señores que". Vamos a por ello.


MAROMOS DE PRIMERA TEMPORADA

Confieso que ya ni me acordaba de ellos, pero aquí les dejo dos ejemplos de señores que una se encuentra nada más empezar a ver la serie. Compañeros de juergas del rey junto a Charles Brandon.

Anthony Knivert





William Compton

  


LOS MAROMOS DE LA ÉPOCA BOLENA

A Ana se la acusó de tener relaciones sexuales con cientos de hombres y a algunos de los supuestos amantes les cortaron la cabeza previo paso por las manos de los torturadores. Entre ellos tenemos a:

George Boleyn, el hermano


Vale, no ha salido muy favorecido, pero el chaval no está mal. En la serie dejan caer que le iban más los hombres que las mujeres. Bueno, no lo dejan caer, lo ponen dándose más de una alegría con el siguiente "amante" de la reina Ana.

Mark Smeaton, el músico


A este pobre hombre lo hicieron confesar sus supuestas relaciones sexuales con Ana Bolena a base de torturas bestiales. 

William Brereton, el asesino frustrado


 Como otra de las licencias de la serie, a William lo ponen como una especie de asesino a sueldo para que se cargue a Ana Bolena, con escena en plan Lee Harvey Oswald incluida. Confesó haber tenido relaciones con la reina de buenas a primeras, para condenarla a ella. 




Otros maromos de esta época serán:

Thomas Wyatt, el enamorado de la reina

 Poeta entre otras cosas, parece ser que fue amante de Ana Bolena antes de casarse con Enrique. El único que sí había tenido algo con ella (aunque no cometió adulterio) y que nunca fue acusado. Desgarradora su imagen cuando Ana es llevada al cadalso y preciosa poesía la que él escribe. 


Thomas Cranmer, un obispo muy especial



  Otro que se parece como un huevo a una castaña al personaje real que interpreta, pero vistiendo así, ya saben lo que opino. Mejor que mejor. Cranmer vino de Alemania a Inglaterra con esposa incluida, a la que tuvo que ocultar durante el viaje. Después salió corriendo de la isla cuando Enrique prohibió los matrimonios para los curas. Un lío.


LA ÉPOCA DE JUANA SEYMOUR Y ANA DE CLÉVERIS

Thomas Seymour


Los enredos de esta gente son un sin parar. Thomas Seymour era amante de Catalina Parr antes de que ella se casase con Enrique VIII. Finalmente se unieron cuando la reina quedó viuda.

Edward Seymour


Guardián y protector del pequeño príncipe Eduardo, en la serie no se ve, pero terminará por caer en desgracia al atribuirse demasiados poderes en nombre de su sobrino cuando éste sea proclamado rey siendo un niño.

Reginald Pole

 A Mark Hildreth le eché el ojo cuando hacía de lagarto bueno (y tan bueno) en la nueva versión de V. Busqué alguna foto suya y allá que lo encuentro así ataviado. Fue de cabeza a mis archivos vaticanos, como debe ser. Al pobre cardenal Pole lo persiguen por toda Europa y le matan a toda la familia. Luego hablamos de Bloody Mary, pero anda que Henry se andaba con chiquitas. 


 LOS AMANTES DE CATALINA HOWARD

Francis Dereham

Catalina no era precisamente virgen cuando se casó con Enrique VIII. En su tierna adolescencia tuvo relaciones con este señor, que llegó a la corte y la obligó a emplearlo so pena de decir las verdades del barquero sobre el pasado de la reina. Cuando se descubre el pastel, las torturas y la ejecución de este personaje fueron de lo que más asco me ha dado de toda la serie. Allen Leech, el chófer de Downton Abbey, no está aquí demasiado guapo, pero merece su lugar en este post maromial.

Thomas Culpepper

Personaje bastante repelentoide, fue el amante de Catalina Howard durante el matrimonio de ésta con Enrique VIII. Las cartas que ella le envió fueron la prueba definitiva para acusar a la reina de adulterio.




LOS MAROMOS EFÍMEROS

Felipe de Bavaria, un duque para María


Colin O'Donoghue está en mis archivos vaticanos desde los tiempos de El rito y me encantó verlo por aquí. Qué pena que su paso sea tan efímero, sólo un capítulo. Es, además, de los pocos actores que se podría decir que se parece a su personaje. El duque Felipe era posiblemente un sex symbol en su época y el retrato que he visto de él es prueba de ello. En la serie, Felipe es lo que yo califico como un calorrazo. Y qué alegría para nosotras y para María Tudor. La pobre no encontraba marido ni para la de tres por culpa de los líos de su padre, pero llegó Ana de Cléveris y le habló de un primo suyo, describiéndoselo como lo más de lo más. María, católica hasta la médula, no quiere saber nada de un protestante, pero fue verlo y quedarse tonta. En la serie puede oírse a la perfección la caída de enaguas cuando se encuentran por primera vez. Dentro de tanto putiferio, un casto beso por parte del duque a María es de lo más bonito que he visto en la serie. 

Oiiiiiiiiiiiiiiiig, qué cosa más tienna



 El Duque de Nájera


"Que no falte de ná", pensé al ver a Fabio Tassone. Por fin un actor español (que no les engañe el nombre) haciendo de un español y hablando "en cristiano" como él mismo dice en la serie, sin acentos extraños. Cuando Catalina de Aragón hablaba en español con Íñigo de Mendoza, tenía que leer los subtítulos en inglés para enterarme. Este señor no sólo no tiene ningún acento, sino que posee una voz preciosa, de hecho es la voz en off de algunos anuncios. Es el más efímero de todos, pero hasta el último momento tenemos maromos en esta serie. ¿Que el rey y Charles Brandon se nos ponen viejos y achacosos? Pues traemos a uno que alegre la vista a las espectadoras. Muchas gracias.


Y hasta aquí el post sobre los hombres estupendos de The Tudors. Si me he dejado alguno de importancia, me lo dicen y lo añado. 

(Continuará...)

The Tudors (2ª parte): los hombres clave

Seguimos con el rollo sobre The Tudors, esta vez analizaremos a unos cuantos hombres importantes en la historia que aquí se nos cuenta. Ni son todos los que están, ni están todos los que son, pero mi memoria no da para más. Uno de ellos, Charles Brandon, es importantísimo, pero entraría en la categoría del siguiente post.

Thomas Wolsey, la primera víctima


Fue el Lord Canciller de Enrique VIII hasta su caída en desgracia al considerar el rey que estaba ralentizando el proceso anulación de su primer matrimonio. Siempre fue fiel al monarca pero eso no evitó que perdiera su poder. A él debemos agradecerle que Enrique no se cargara a Charles Brandon cuando se casó con su hermana María. Así hemos tenido Henry Cavill hasta el final. Muy bien interpretado por un veterano como Sam Neill.

Thomas Boleyn (Tomás Bolena), el trepa


Como ya dije al hablar de Ana, Tomás Bolena es el hombre más despreciable de la serie. Un señor capaz de prostituir a sus propias hijas, metiéndolas prácticamente en la cama del rey, es de lo más abominable. Cuando Ana consigue ser algo más que la amante de Enrique VIII, a su padre se le abren las puertas del Cielo y ve cómo a través de la hija puede ascender aún más en sociedad. Con la ejecución de Ana y Jorge, sus hijos, perderá todo el prestigio, pero salvará su vida sin importarle todas las calumnias vertidas sobre sus retoños. Presionó a su hija más que el propio rey para que le diera un heredero varón. Un personaje despreciable encarnado a la perfección por Nick Dunning.



Thomas More (Tomás Moro), el hombre fiel a sí mismo



A este señor podría haberlo puesto en la categoría del siguiente post sobre maromeo, pero no llega a ser lo que se dice un calorro, así que mejor aquí. Se podría decir que está a caballo entre los grandes actores/personajes de este post y los tiorros del tercero. Y es que Jeremy Northam haciendo de Tomás Moro es más de lo que una puede pedir y aquí está estupendo. Su personaje es de una dignidad absoluta, fiel a sus convicciones. Fue Lord Canciller, respetuoso con su rey, pero incapaz de traicionar sus creencias. Su negativa a reconocer a Enrique VIII como cabeza de la Iglesia le supuso la condena a muerte. Sus últimas palabras en el cadalso dan cuenta de su grandeza: «Muero siendo el buen siervo del Rey, pero primero de Dios». Tuve los pelos como escarpias cuando lo ejecutaron.



Thomas Cromwell, el perfecto cortesano


Ambicioso y trepa, consiguió ser el Lord Canciller en sustitución del impecable Thomas More. Apoyó a Enrique en su matrimonio con Ana Bolena y en la reforma de la Iglesia, aprovechando la disolución de los monasterios para enriquecerse. También fomentó la amistad del rey con Juana Seymour y el proceso contra Ana. Sus tejemanejes le valieron enemistades muy poderosas, entre ellas la de Thomas Seymour, cuñado de Enrique. A la muerte de Juana, fue él el que insistió para que el rey se casara con Ana de Cléveris y ya vimos que la unión, pensada para reforzar la Reforma en Inglaterra, fue un desastre porque a Enrique no le gustó la novia. Sus enemigos aprovecharon esta circunstancia para declararlo traidor. Fue condenado a morir decapitado y el verdugo no fue precisamente muy fino a la hora de cumplir con su trabajo. Con esta serie me he hecho fan de James Frain y su clasaza a la hora de hacer las reverencias de rigor. 


 Eustace Chapuys


Quizás no tenga la relevancia de los anteriores, pero el embajador de Carlos V en Inglaterra en sustitución de Íñigo de Mendoza deja huella cuando una ve The Tudors. El personaje real era menor que Enrique VIII y falleció después, pero esta serie hace lo que le da la gana con las circunstancias y edades de los personajes, así que qué más da. Lo importante es que Anthony Brophy, el actor que lo interpreta, le da una dignidad impresionante. Tuvo sus más y sus menos con el rey y sus continuos conflictos con Francia y el Emperador, pero ahí estuvo siempre, manteniendo el tipo. Fue un importante valedor y amigo de María Tudor, que lo consideraba su amigo más fiel en una corte llena de traidores y gente disoluta. Un señor.

(Continuará...)


The Tudors (1ª parte): el rey y las mujeres de su vida

Enrique y sus consortes

Por fin he terminado de ver The Tudors, la aclamada serie historifolclórica (término acuñado por Josito) sobre Enrique VIII, sus mujeres, sus líos políticos y sus follones religiosos. He de decir que la he disfrutado bastante a pesar de sus meteduras de pata monumentales desde el punto de vista histórico y artístico. He leído varios artículos donde analizan uno por uno todos los fallos, pero sólo aludiré algunos en futuros post, los que más curiosos me han parecido, porque tampoco voy a dar aquí una clase de Historia. Pero esta gente sabe cómo hacer las cosas, eso es innegable. Buena ambientación, buena música, excelente fotografía, estilismo lujoso y actuaciones soberbias.

Reconozco que me costó ponerme con ella. Cuando la anunciaron a bombo y platillo en TVE años ha, vi un poco y me indigné mucho. Tiazos por todos lados, calorreo, una Catalina de Aragón muy mayor... Que no, me dije, que no me da la gana de que estos señores nos cuenten la cosa como les venga en gana. Así que la dejé aparcada para cuando me apeteciera de verdad o no me quedara nada en la recámara que me apeteciera ver.

Este verano me pareció el momento adecuado y casi me la he visto de una sentada, con Breaking Bad de por medio y un accidente del disco duro que me dejó sin las dos temporadas que me quedaban por visionar. No voy a contar aquí toda la historia, sólo daré unas pinceladas sobre los personajes más importantes y algunas curiosidades. Comencemos con esta primera parte.

EL REY
Me quedo con el de la derecha


Jovencito en la primera temporada


Con Ana Bolena
En la tercera temporada, aún estupendo
Principios de la cuarta temporada, un poco más maduro
Envejecido al final de su vida

En primer lugar hay que hablar de Enrique, un chulazo de cuidado. Me llamó la atención la elección de Jonathan Rhys-Meyers para el papel porque, en principio, se parece al personaje real como un huevo a una castaña, pero termina una olvidando los retratos del monarca para quedarse con la imagen de Jonathan. Es cierto que Enrique era uno de los príncipes más atractivos de la época y que luego termina poniéndose como un mastodonte debido a una vieja herida en la pierna, pero aquí eso no lo vemos. Supongo que por estética y por problemas para hacer que el actor engorde ochenta kilos. Pero Jonathan compone a un rey complejo, chulesco, iracundo, apasionado, odioso, atractivo... Me he llegado a preguntar si el propio actor no será tan altanero como su personaje, porque es que lo clava. Me ha caído gordo, he llorado con él por las muertes de Catalina y de Juana Seymour, me ha asqueado comiendo como un cerdo, me ha enamorado cuando dice "sweetheart"... Un diez para este señor.

LAS ESPOSAS



Catalina de Aragón, la legítima esposa


 
Ella fue una de las razones para que me indignara y me negara a ver esta serie. Como viendo siendo una tradición en el cine y la televisión, al ser española debe tener el pelo oscuro. Claaaaaaaaaaaaaaro, lógico, todas las españolas somos morenas. Pues no señor, que Isabel la Católica, su madre, era rubia al tener ascendencia Lancaster, y Catalina también era algo clara de pelo. Además, sólo era cinco años mayor que Enrique, con el que se casó tras un matrimonio no consumado con Arturo, el heredero de la corona, que falleció. Aquí nos colocan a Mary Doyle Kennedy, una actriz trece años mayor que Jonathan. Olé ahí. Pero lo borda también. Dignidad a tope y hablando en español, algo curioso, pero tiene su gracia. Muy grande ella y su personaje. Fan absoluta de esta española de armas tomar, que nunca renunció a ser Reina de Inglaterra, tal y como reza su epitafio. Amó a su esposo a pesar de todo lo que sufrió durante su vida. Nacida y educada para ser la consorte de un rey, desempeñó el papel a la perfección hasta el final. La carta que le escribió a Enrique VIII en su lecho de muerte es toda una declaración de amor. Hoy día se la honra por aquellas tierras como una de las reinas más queridas de toda la historia.


Ana Bolena, el instrumento de ambición



Personaje sin duda controvertido. Dama de compañía de Catalina, fue precedida como amante del rey por su hermana María. Su padre, Tomás Bolena, me ha parecido el hombre más despreciable de la serie, proxeneta de sus propias hijas, trepa e inmoral como pocos. A diferencia de María, Ana no quería ser la querida de Enrique, sino la reina. Sus hijos debían de ser legítimos y se monta la que se monta: separación de la Iglesia de Inglaterra de la de Roma. Pero su vida no será un camino de rosas. La búsqueda de un hijo varón que no llega y los remordimientos hacen que Enrique se replantee toda su relación y terminará condenando a Ana a muerte por decapitación, acusada de crímenes tan grotescos como el incesto con su propio hermano. Natalie Dormer ha hecho suyo el personaje de Ana. Esta actriz interpreta a Margaery Tyrell en Juego de Tronos, una chica con ciertos aires bolenianos que tan bien conoce. Estupenda y convincente.

Juana Seymour, la reina serena



Con Ana Bolena embarazada, el rey tenía sus escarceos. A Juana le echa el ojo y ya la quiere como reina, excusa más para quitarse a Ana de encima. Juana no tiene nada que ver con su antecesora: es piadosa, quiere a las hijas de Enrique (María e Isabel), se siente católica de corazón y no se mete en los asuntos políticos. Junto a ella, el rey es feliz, aunque sigue siendo un picaflor. Será esta dulce dama la que le dé el tan ansiado hijo varón, Eduardo, pero morirá a consecuencia del parto, dejando a Enrique destrozado por la pérdida. Anita Briem y Annabelle Wallis interpretaron a este personaje. El cambio de actriz creo que se debió a que la primera tenía comprometido otro rodaje. Más dulce Annabelle que Anita para mi gusto.

Ana de Cléveris, la esposa efímera


A reina muerta, reina puesta. Es verdad que Enrique ya tenía al heredero varón, pero los niños de esa época se iban al otro barrio por una simple diarrea. Por esa razón al rey se le exije que vuelva a casarse para que asegure la descendencia masculina. Una de las candidatas ideales era Cristina de Dinamarca, una jovencita de dieciséis años que ya era viuda del Duque de Milán. Era una mujer muy solicitada y bastante guapa según el retrato de Holbein (que parece corresponderse a la realidad). Pero ella, sobrina de Carlos V, no era una niñata maleable y pasó del ofrecimiento argumentando que, si tuviera dos cabezas, pondría una al servicio del rey, pero sólo tenía una y quería conservarla. Otras candidatas vendrían a barajarse, dos de ellas, las hermanas Amelia y Ana de Cléveris, muy convenientes según Thomas Cromwell. Allá que mandan otra vez a Holbein a hacer un retrato, porque no hay manera de que los enviados de Enrique para examinar el físico de las mozas las consigan ver. Cromwell recomienda al artista que adorne bien a las modelos. La elegida será Ana finalmente, porque a Enrique le gustó el retrato y también porque todo el mundo le hablaba maravillas de la chica. Pero resulta que, impaciente por verla, se plantó en Rochester para comprobar sus virtudes y se quedó pasmado. Nada que ver con esa maravilla que todos le dijeron: era alta, robusta y con la cara picada de viruela. A pesar de todo, se casó con ella (a la que llamaba yegua), pero no llegó a consumar el matrimonio. Se anuló la unión, ella no puso impedimento alguno y pasó a ser llamada "la querida hermana del rey". Al menos salvó la cabeza y vivió bastante bien en Inglaterra. En la serie es interpretada por la cantante Joss Stone, que no es tan fea como la describen, pero sí que es alta.

Catalina Howard, la pava en huevos


Personaje insoportable hasta decir basta, no sé si la actriz es muy buena o muy mala, pero desde el minuto uno deseaba su decapitación inmediata. Vale, Catalina era una cría menor que la hija del rey, pero Tamzin Merchant, la señorita de la foto, compone a una adolescente demasiado histriónica, llena de mohínes, mordeduras de labio a lo Anastasia Steele, gestos de tontucia y vocecita de petarda. Se la ve como muy enamorada de su esposo al principio y no parece que la cosa tenga mucho que ver con la realidad. Enrique, a estas alturas de la película, era un señor de cincuenta años, gordo y achacoso, así que a Catalina no le parecía nada deseable, por lo que buscó a amantes más acordes a sus gustos. Su pasado tampoco era del todo claro, y salió a relucir, lo que la llevó al cadalso. Una menos.

Catalina Parr, la última superviviente


Esta mujer no quería ser reina de Inglaterra. Viuda dos veces, logró casarse con su amante, Thomas Seymour, hermano de Juana, una vez que Enrique VIII murió. Cuando el rey la vio, se encaprichó y la desposó sin que la pobre pudiera decir nada. Luterana convencida, a punto estuvo de perder la cabeza, pero Enrique ya no era lo que fue y logró sobrevivir, aunque muchos deseaban quitarla de la circulación. Exquisitamente interpretada por Joely Richardson, esta reina fue inteligente, cariñosa con los hijos del rey y muy influyente en la futura Isabel I. No llegó a quedarse embarazada y moriría dando a luz un hijo de su cuarto y último matrimonio.

LAS HIJAS

María Tudor, digna heredera de Catalina de Aragón


 María fue la hija primogénita de Enrique y Catalina. Niña mimada del rey, con el divorcio de sus padres sufrió lo indecible: ninguneada, considerada ilegítima y fruto de un matrimonio incestuoso, apartada de su madre, odidada por Ana Bolena... Con Juana Seymour su destino cambiará, aunque tendrá que enfrentarse posteriormente a Catalina Howard. Católica convencida, tragó quina con los vaivenes amorosos de su padre y fue reafirmando sus posiciones. Encima tenía pinta de quedarse soltera y entera. Cuando era una niña la iban a prometer con su primo Carlos V, luego con algún príncipe francés, pero nunca se aseguraba ningún acuerdo matrimonial. Por ahí aparece un conato de compromiso con un calorro del que hablaremos en otro post, pero aquello quedó en nada. A mí me hacen eso y también paso a la historia como "La Sanguinaria", vamos. Sarah Bolger interpreta a la perfección a María, desde su adolescencia hasta la muerte del rey. Muy buena actriz, sí señor.

Isabel Tudor, el recuerdo de Ana Bolena


Esta niña también sufrirá los cambios de parecer de su padre. Legítima cuando su madre, Ana, era la reina, fue declarada bastarda tras la ejecución de aquélla. Enrique lo mismo rechazaba a sus hijas que las llamaba a la corte y les plantaba dos besos como si nada. Un sinvivir para las pobres, que fueron toreando la situación como pudieron. María era menos flexible, mayor y más firme en sus convicciones (el espíritu de su madre siempre estuvo cerca) que Isabel, que pinta un poco menos en la serie, aunque va apuntando maneras. En general el rey estaba más pendiente de Eduardo, su hijo varón, que era un poco pupas y terminará muriendo poco después de subir al trono.

(Continuará...)