viernes, 28 de junio de 2013

Angelotes y malotes

Las noches de los martes se me juntaban estas últimas semanas dos cosas que me gustaban: Gran Hotel, que seguía desde sus comienzos, y Master Chef, mi reciente descubrimiento. La verdad es que la serie la veía después on line o descargada para evitarme anuncios y más anuncios. El programa me enganchó una noche tonta. A mí no me gusta cocinar, pero me luce ver a gente que lo hace bien. Si a eso unimos a Pepe Rodríguez, un crack que me hubiera encantado tener como profe en mis años mozos, y, sobre todo, a Jordi Cruz, del que hablaré a continuación, pues qué quieren que les diga.

Cuando veía anunciar Master Chef, pensaba que era algo así como un Gran Hermano culinario y no me interesaba. En algún corte vi a Jordi Cruz y pensé que era el presentador. Con esa cara y ese vozarrón, cualquiera pensaba que es el cocinero más joven en haber obtenido una estrella Michelin. Ojiplática me quedé cuando empecé a ver el programa. Jordi es pequeñito, se le ve, pero esos pelos, esa cara y esa voz hacen mucho. Lo que más la voz, desde luego, pero la cara es importante también. Tiene una de esas bellezas que lo mismo valen para un hombre que para una mujer, como un ángel. Desde que lo vi la primera vez pienso que podría haber sido un modelo de Botticelli: ojos claros, rasgados y sin demasiadas pestañas, nariz ni muy grande ni muy pequeña, labios perfilados (chúpate esa, Grey, que estos sí molan), cutis limpio y cabellos angelicales. Lo que diríamos una monada. No es mi tipo de hombre (el mío es mahn, con buenas barbas y perfil clásico), pero hay que reconocerle belleza a este señor. En cuanto a la voz, estoy detrás de pedirle a los fabricantes de TomTom que hagan una aplicación con ella. 

Jordi Cruz, rostro quattrocentista

El antepasado florentino de Jordi

Si me apuran, se parece más a esta pintura


Y si quieren oír su voz profunda y modulada, aquí tienen un vídeo.




Pasemos ahora a comentar Gran Hotel. Hace tiempo hice un post sobre la serie de Antena 3 ambientada a principios del siglo XX en el norte de España. Me sigue pareciendo una producción muy digna en cuanto a ambientación, vestuario e incluso guión. Porque, ¿es que Downton Abbey es mejor? Posiblemente en muchos aspectos de la historia sí, pero es otro culebrón de cuidado, con salidas de tono tales como el breve y tonto romance entre el señor conde y una criada, o ese final de temporada de drama dramático. Por lo que leo, la próxima va a ser un rollete total, porque la están liando de mala manera. Alargar esta serie me está pareciendo un error, al menos en la manera en la que lo están haciendo. 

En el caso de Gran Hotel la cosa empezó a complicarse a estas alturas y al final han decidido acabarla. Pero han dejado muchas cosas sin cerrar en el arrebato de esta última temporada. Lo peor ha sido hacer que sólo dos personas paguen por todo lo malo que han hecho: Diego Murquía y Belén. Muy mal, fatal, peor todavía. Veamos lo que pienso del fin de cada personaje. SPOILERS A PARTIR DE AQUÍ

La feliz pareja
 Es de agradecer que Julio y Alicia se hayan querido todo el tiempo, con sus más y sus menos debido a la boda de ella con Diego. Han soportado carros y carretas y su relación ha perdurado a pesar de que ella parecía que se había tragado el palo de la escoba durante todos los capítulos. Final como debe ser. Bien.

Santa Teresa de Alarcón y su amor de madurez

Lo de Doña Teresa ha sido de traca. Una mala malísima que, de pronto, se enamora del maître Jesús (cuya identidad es otra) y casi se nos convierte en Santa Teresita del Niño Jesús, valga la redundancia. No paga absolutamente nada por todos y cada uno de los crímenes que ha cometido y los tejemanejes en los que ha estado metida. Mire usted qué bien. Y encima se lleva una o dos alegrías al cuerpo con el otro. Dormirá tan tranquila la señora después de todo lo que ha hecho. Mal.

Javier sentando la cabeza
El calavera de Javier, uno de los personajes más simpáticos de la serie, se casará con una joven un poco complicada mentalmente. Después de algunos intentos de anular su matrimonio, se dará cuenta de que Laura, la rica heredera que es su esposa, es la mujer de su vida. Acabará con tres niños y su cara de poca vergüenza seguirá siendo la misma, pero seguro que es un padrazo. Bien.

El marido pusilánime y coñazo

El cura curato atractivo y pecador que frunce el ceño
Junto con lo de Doña Teresa, lo de Sofía Alarcón ha sido ya el acabose. Hace pasar al hijo de Belén y Diego por suyo, se carga a la hermana de Julio y a otra señorita y no la pillan, se lo cuenta al cura guapo con el que se lía y se da un buen homenaje, y termina reconciliándose con el cutre del marido. Todavía me gustó menos que el padre Grau fuera un ligón que se dedicaba a ir embarazando a mozas del pueblo. Muy mal.

Doña Ángela, sufridora en silencio
En las dos temporadas siguientes a la primera, nos hemos enterado de muchas cosas sobre esta mujer, de los grandes sacrificios que hizo en su vida. No sólo tuvo a Andrés con Don Carlos Alarcón, sino otro hijo más, aún mayor que Andrés, y que quiere cargarse a su hermano para que no herede lo que le corresponde como legítimo Alarcón que es. Termina siendo la directora del Gran Hotel. Su experiencia será positiva para levantar el negocio. Bien.

Andrés, el buenazo de la serie

Andrés nos ha hecho pasar muchos sustos: casi lo electrocutan, luego lo condenan a garrote vil y lo ajustician... Pero se termina salvando. Consigue ser reconocido como un Alarcón, lo que no hace mucha gracia a Doña Teresa. Aprovechando su nueva posición, da a su madre todo lo que merece tras años de sacrificio. Belén se cruza varias veces en su vida, se enamora de otra chica llamada Camila y termina con la amiga de Alicia, uno de los grandes errores del final. Bien excepto por lo último.

La mala de baja estofa
 Belén sigue manejando a Andrés a su antojo y su ambición no conoce límites. A pesar de todo, la vida no le ha ido demasiado bien: uno de sus gemelos muere y el otro se lo queda Sofía Alarcón. Como el Ave Fénix, siempre resurge de sus cenizas. Lo del suicidio no me pareció un final bueno, pero era eso o la pena de muerte. Es la única, junto a Diego, que paga sus maldades. Regular.

Ayala y Hernando piden spin off a gritos
El personaje de Ayala fue ganándose el favor del público y los guionistas decidieron dejarlo como fijo. Gran acierto. Además, su relación con su ayudante Hernando añadía un poco de humor a la trama del culebrón. Si se crearan buenos guiones, una spin off de esta pareja podría ser resultona. Bien.


La chica independiente
Mayte, amiga de toda la vida de Alicia, llega al Gran Hotel y se convierte en la gran aliada de la joven Alarcón y de Julio. Se veía venir que se iba a enamorar del guapo de Julio, pero menos mal que los guionistas no nos liaron la cosa demasiado. La tontería ha sido casarla con Andrés, no sé a cuento de qué. Soltera y entera tampoco hubiera estado mal. ¿Por qué ese empeño en emparejar a todo el mundo? Bien quitando la boda con Andrés.


El personaje chorra
 Muchos son los personajes que han ido y han venido por la serie: el primer maître, que resultó ser un asesino en serie, el hijo mayor de Ángela, un primo de los Alarcón, otro nuevo maître que hubo que "despedir" porque quien lo encarnaba (Juan Luis Galiardo) murió... Pero uno de los más inútiles fue el de esta hermana de Ángela. Parecía que iba a ser determinante y se quedó en nada. Menos mal que la quitaron y no la liaron con Diego, aunque hubo un conato. Diego sólo quiere a Alicia a pesar de los devaneos con las sirvientas antes de casarse con ella. Bien por no darle cancha a este inútil personaje.


Diego, el gran incomprendido

Y llegamos, por fin, al malo, el que da verdadero sentido al título de este post. Jordi es el angelote y Diego el malote, pero uno de esos que a mí me gustan. Su final me ha parecido injusto, mucho. A diferencia de Doña Teresa, malísima de tomo y lomo, Diego es un villano porque el mundo lo hizo así, como Meñique. El desamor los convierte en personas con sed de venganza. A ver: un señor felizmente casado descubre que su primera mujer le pone los cuernos con otro. Vale, no es para asesinarla, eso lo hicieron los guionistas para convencernos de que merecía un final cruel, porque al hombre se le veía muy enamorado. Luego se cambia la identidad y se enamora de Alicia Alarcón, se casa con ella y, hala, otra vez le ponen los cuernos. Es que es para volverse malo, porras. Diego quería a sus dos esposas, pero ellas a él no. Da hasta lástima. Pues que sepan que es el único que paga por sus crímenes, que no son mayores que los de Doña Teresa o los de Sofía. Peor que mal.

En fin, que me lo he pasado bien viendo esta serie. Una buena decisión haber acabado y no alargar más la cosa.

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