
En mi visita diaria a imdb para ver quién cumple años hoy, me he tropezado con la muerte de Patrick Swayze. No es que yo sea una fan de este actor, pero su lucha contra el cáncer de páncreas ha sido admirable hasta que, con 57 años, ha sucumbido a la enfermedad. Este intérprete, que siempre soñó con hacer un gran musical con su mujer, ha quedado en la mente colectiva como el Johnny Castle de Dirty Dancing y el Sam Wheat de Ghost. Sin embargo, para mí siempre será el Orry Main de Norte y Sur, personaje atormentado por una historia de amor con una mujer inalcanzable y sufridora. Recuerdo el bombazo que supuso la serie cuando la pusieron por primera vez en España. No vi el primer capítulo, pero una de mis compañeras de escuela, que siempre tuvo una gran facultad para contar películas que había visto, me habló de un par de amigos que se conocen en West Point y que pertenecen a dos familias ricas, una del Norte y otra del Sur. Me comentó que los protagonistas eran muy guapos, sobre todo el del Sur y, claro, con trece años pues esas cosas había que verlas. El jueves siguiente empecé a ver la serie, con ese comienzo con la música de Bill Conti y unos dibujos que me daban mucha envidia.
En los créditos finales salían los libracos en los que se basó la serie y otra de mis amigas, con la que hoy he quedado a comer, siempre me decía que se las iba a comprar cuando fuera mayor.
También recuerdo que justo el día en el que ponían el último capítulo, yo me fui de acampada con el colegio. Menos mal que luego pusieron la serie más veces. Realmente tuvo tres partes: Norte y Sur, Amor y Guerra y Cielo e Infierno, esta última infumable ya y que sólo emitieron muchísimo tiempo después. En ella, Orry había muerto y Madeleine, su gran amor, se casaba con George, su amigo de West Point. Demasiado para el cuerpo. Así que me quedo con las dos primeras partes. Querido Orry, descansa en paz.