Anoche requeteví esa joya del cine clásico que es La costilla de Adán. Hoy día sería un poco políticamente incorrecta por el tema de los malos tratos, pero es una maravilla contemplar la química entre Katherine Hepburn y Spencer Tracy. Verlos en la pantalla es ver a una pareja de verdad. La relación que tenían en la vida real fue aquí trasladada a la ficción con tal naturalidad que es un gozo disfrutar de sus interpretaciones.
Parece mentira que Spencer Tracy dijera de ella, cuando iba a ser su pareja en La mujer del año, lo siguiente: ¿Qué interés puedo tener en trabajar con una mujer que lleva las uñas sucias y cuya sexualidad es tan ambigua?
6 comentarios:
Lo maravilloso de estas joyas filmográficas es que se pueden ver una y otra vez, nunca te cansas de ellas.
Las nueve películas que nos dejaron esta gran pareja son deliciosas.
Y le dijo la Katherine al conocerse:
Me parece señor Tracy que es usted demasiado bajito para mí.
La réplica se la dió Mankiewicz:
No te preocupes Kate, Spencer te humillará hasta rebajarte a su altura.
La verdad es que es sorprendente que una mujer como ella se enamorara de un hombre como él. Las contradicciones de la vida.
Qué química, sí...
Yo tampoco entiendo cómo un hombre tan complejo e interiormente rico como Spencer Tracy pudo enamorarse de ella.
Me encanta tu blog, Athena, espero que no te importe que me haya hecho seguidor tuyo.
Bienvenido, Juan C. Encantada de tenerle por aquí.
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