Anoche vimos 2012. No me agobió tanto, la verdad. Hasta se me hizo un poco pesada a ratos. Lo mejor es la primera parte, cuando se está yendo toda la falla de San Andrés a pique, espectacular. Lo cierto es que, cuando paso por algo tan insignificante como es el Puerto de la Cadena y veo esas formas levantadas y plegadas, no puedo evitar pensar en todo lo que se tuvo que mover la cosa para levantar aquello. Pero volviendo a la película, me gustó más El día de mañana, aunque a Roland Emmerich siempre se le ocurre lo mismo: los protagonistas corriendo y el Apocalipsis persiguiéndolos, ya sea en forma de glaciación instantánea o de grieta enorme que se abre en el suelo. Lo mejor de todo es ver a la familia protagonista en camisón y zapatillas en pleno Himalaya. Si los ve Bear Grylls alucina por un tubo porque, si algo he aprendido viendo a este hombre es que uno se congela en pocos minutos como no lleve la ropa adecuada. Pero esto es una nimiedad entre tanta exageración, ya saben: coches corriendo entre el desastre, aviones que salen de entre los restos de la catástrofe, etc.
Y como conclusión, a los de letras no nos van a dejar hueco para salvarnos en caso de desastre global.
3 comentarios:
¿Cómo que no? Ese último comentario será el responsable de que al final vea esa película jaja
Los de letras SIEMPRE seremos necesarios... recuerda lo que decía Jodie Foster/Ellie Arroway en "Contact" cuando llega al otro lado del "portal interdimensional" y asiste maravillada a lo que hay allí, sin ser capaz de describirlo por su magnífica belleza:
-Debieron enviar a un poeta.
;-)
Muy bien dicho, sí señor :)
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