Downton Abbey

Para no perder la costumbre, me he resfriado ahora que estoy de vacaciones. No tengo fiebre, pero la nariz y los oídos los tengo entaponados y es algo bastante incómodo. Esta tarde no me pide el cuerpo ir al Badulaque, que no cierra ni en Navidad. Esto de que el profe sea un hindú lo llevo fatal. En fin...

Como además estoy cumpliendo con mi promesa de no meterme a internet, he aprovechado para ver cosillas que tenía por ahí en mi disco duro portátil, ése que la Sinde seguro que tiene también a tope de series y películas. He visto la adaptación de El alcalde de Casterbridge, excelente en todos los aspectos, tanto la puesta en escena como el reparto, encabezado por Ciaran Hinds, un actor a reivindicar.

Tenía también Downton Abbey desde hacía tiempo y, entre anoche y esta mañana, me he despachado los siete capítulos. Es una especie de Arriba y abajo que comienza con el hundimiento del Titanic y termina la temporada con el estallido de la Primera Guerra Mundial. Por el medio vemos los problemas de los señores y los criados, y es curioso observar cómo vivían estos últimos y comparar sus preocupaciones con las de aquellos a los que sirven. Una frase que dice la matriarca, intrepretada por Maggie Smith, me ha hecho gracia: ¿Qué es un fin de semana? Para una persona que no trabaja nunca todos los días son iguales.

Entrando en la producción en sí decir, de nuevo, que es fantástica. No sé cómo lo hacen los ingleses, pero tienen algo especial para realizar este tipo de series. Las convierten en creíbles, no estás viendo a actores disfrazados ni palacios de cartón piedra. Para mí, una de las claves es la impecable fotografía que tienen las series inglesas. El elenco de actores, encabezado por Hugh Bonneville, es impresionante. No quisiera repetirme, pero la recomiendo vivamente y espero la segunda temporada con muchas ganas.