viernes, 13 de septiembre de 2013

Frunciendo entrecejos y otras cosas

Llegados a este punto, tengo que comunicarles una cosa: el verbo to frown es el más utilizado en la literatura escrita en inglés. Hasta el señor Grey no me había fijado en eso, pero ahora, cada vez que me sale la expresión frunce el ceño, fruncí el ceño, frunció el entrecejo, no puedo evitar una sonrisa. Y lo he leído con mucha frecuencia en los últimos meses. Para más inri, mientras consultaba Juego de Tronos con el fin de documentarme sobre ciertos momentos de mi último fanfic, El Oso Solitario, al abrir al azar la novela me asaltaron varios fruncimientos de ceño. Alucinante. Mi querida Elora ya ha ido haciendo una buena recopilación de esto y así lo ha recogido en su blog. Creo que voy a tener que releer Jane Eyre, porque estoy segura de que el señor Rochester tiene que fruncir. En nuestro idioma no se estila esto. Acabo de terminar La velocidad de la luz de Javier Cercas y alguien ha fruncido el labio en la página 298, cerca ya del final. Reconozco que yo lo usé en su momento en mi primer fic, de una forma inocente, si bien ahora su aparición viene a ser un guiño entre las amigas fanfiqueras. Pero entre los anglosajones, el uso del fruncimiento es más bien un abuso.

Una vez dicho esto, paso a hablar de los últimos fruncimientos con los que me he encontrado: La sociedad Juliette y tres novelas de la serie Outlander.
La Sociedad Juliette

La autora y su obra
Siguiendo con mi labor socio-literaria, mahn (que luego se mete conmigo porque leo mierdas) me regaló esta novela para que yo le dijera cómo estaba. Lo primero que choca: el apellido de la autora. GREY. Again. Otra vez. Uau. La diosa que llevo dentro se frota las manos al tiempo que mi subconsciente se toma un bote entero de pastillas y se mete en una bañera llena de agua mientras lanza dentro un secador de pelo funcionando. En fin. Me pongo a ello. Vale, Sasha, nos dejas claro que sabes mucho de cine al poner a la prota contándonos en primera persona sus ideas sobre Belle de Jour y otras joyas que todos debemos conocer y ver. No eres una mera exactriz porno capaz de dejar a Rocco Siffredi en mantillas. Pero ya está. Digamos que lo que es de agradecer es que aquí sí se les llama a las cosas por su nombre, sus buenas palabras malsonantes hay cuando se está en lo que se tiene que estar. Aunque, la verdad, todo se limita más a fantasías sexuales narradas por la chica o por la amiga que a hechos en sí. Alguna cosa le hacen, pero es que la historia no tiene tampoco mucho fuste. Una especie de novela de sociedades secretas ancenstrales tipo El Código da Vinci pero con sexo de por medio, con esa Juliette de reminiscencias sádicas. Un sindiós. Ah, y se frunce, mucho, quizá demasiado. Porque no sólo son ceños o labios: se frunce algo peor, algo que suena fatal, una palabra que no debería aparecer en el diccionario y menos en una novela en plan erótico, porque te corta el rollo: el ojete. Sí, como lo leen. A la prota se le frunce el ojete. Y yo partiéndome el ídem cuando lo leía. Huelga decir que está mejor escrito que el Grey, claro. Cualquiera lo hace mejor que E.L. James.

 Forastera

El primero de la serie

Pasemos al otro tema. De momento he leído tres de las siete novelas que se han publicado de la serie Outlander, de Diana Gabaldon (sin tilde, que es extranjera), titulada en español Forastera. Volvemos a mi argumento de "no me gusta que me lo cuenten", es decir, que veo movimiento sobre esto por ciertos círculos en los que me muevo y me digo que por qué no, como siempre. En Historias de Época se abrió en su momento un hilo sobre las novelas, pero yo pasé. Este verano, en el grupo de Facebook del foro empezó a comentarse que iba a hacerse una serie sobre el primer libro y colgaron algunas imágenes del protagonista. Al contrario que con el Grey, que se hizo de rogar, aquí el primero en salir fue el actor que encarnará al héroe de la historia. La heroína ha tardado un poco más y he esperado a que revelaran su nombre para hacer el post. No voy a contar demasiado de la historia, porque ni he leído todos ni tampoco me parece correcto. Aquí hay más molla que en la trilogía heladero-sexual que me lleva de cabeza y que, encima, no me gusta. Es para matarme. Pero hablemos  un poquillo de esta serie de libros.

Antes de nada, decir que aquí también fruncen, no el ceño, pero sí el entrecejo, los labios, la nariz y hasta hay tejidos fruncidos y mascarones de proa ceñudos. He pillado alguna mordida de labio y creo que algún ojo en blanco. Y muchas cejas enarcadas, lo que creo que es el nuevo fruncimiento. También hombros que se encojen, una novedad, aunque en Canción de Hielo y Fuego es un rasgo característico de mi querido Petyr Baelish.

Entrando ya en materia, como toda novela de tono romántico y rosáceo, aquí no podían faltar los highlanders. Ya comenté en el blog que los habitantes de las Tierras Altas son de obligada presencia en cualquier historia calorra que se precie. Va una por esas web de Internet y es un no parar de novelas con portadas ilustradas a base de tiorros pelirrojos o rubios con faldas a cuadros. Fíjense si la densidad es alta que la única novela auténticamente del género que leí en mis años mozos se ambientaba precisamente en Escocia y en la época de los clanes. Las probabilidades de que una historia así cayera en mis adolescentes manos era enorme, como así fue. Otro de los ingredientes que veo que se repite en este género es el de los viajes en el tiempo. Una famosa colección de libros sobre el tema en cuestión mezclado con el de los kilts es la serie Highlander de Karen Marie Moning, de la cual tengo un libro titulado Fiebre Oscura, una de esas compras equívocas de mahn que me tocó leer, pero que dejé a medio cuando supe que era parte de toda una saga. En este enlace pueden ver las novelas de escoceses de esta señora. Ojo con las portadas y con los argumentos. Precisamente el argumento de Forastera me resultó familiar: alguien de una época que viaja accidentalmente a otra y se monta el lío amoroso. Podría decirse que empieza así, que la primera novela tiene bastante de eso, pero luego va mezclándose con aventura e intriga política. Los personajes son muchos, pero voy a centrarme en cuatro.

Claire Beauchamp Randall Fraser, la que nos saca de quicio
Excelente ilustración de Alex Oliver
Caitriona Balfe será Claire
Claire, nuestra protagonista, nos cuenta en primera persona su historia. Es mona, de ojos verdes y con un pelo indomable, oh my God. Reivindico desde aquí a las heroínas de pelo liso de una puñetera vez, que siempre se nos ponen con melenas leoninas y salvajes. Pues no. Pero no nos apartemos del tema. Esta joven enfermera de los años cuarenta, casada con un historiador obsesionado por el conflicto que llevará a la desaparición de los clanes de las Tierras Altas, se trasladará mágicamente al siglo XVIII gracias a un misterioso círculo de piedras conocido como Craigh na Dun. Al principio no lo creerá, pero pronto se da cuenta de que no está en mitad del rodaje de una película de época. Apenas aterriza, la intentará violar nada más y nada menos que el antepasado de su marido, un famoso militar inglés, pero será salvada por unos escoceses y tendrá que convivir con ellos si quiere conservar la vida. Lo primero que le encargan es curar a un herido del clan, un chaval cinco años menor que ella, pero grandote, pelirrojo y estupendo. Poco a poco, la chica se adapta bastante bien a la vida de hace doscientos años. Al fin y al cabo no es una mujer del siglo XXI como yo, es decir, no conoce internet, ni el móvil, ni nada de eso, pero sí echará de menos la higiene, el agua caliente y, sobre todo, los medicamentos modernos. Porque, claro, ella será muy útil allá como curandera gracias a sus conocimientos sobre las propiedades curativas de las plantas. Vamos, que si me traslado yo al pasado con mi licenciatura en Historia del Arte, me ponen a fregar platos, porque para otra cosa no serviría. A pesar de que es la protagonista, a todas las lectoras nos dan ganas de ahogar a esta tipa conforme avanzamos en las novelas, en serio. ¿Que por qué? Porque siempre se está metiendo en follones y arrastra en ellos al chico buenote, que sufrirá lo indecible por su culpa. Conozcámoslo un poco mejor.


James "Jamie" Alexander Malcolm Mackenzie Fraser, el highlander perfecto
Jamie Fraser (Ilustración: captivated2)
Cómo me imagino yo a Jamie Fraser (como Derek Theler, sobre todo por los ojos)

Sam Heughan ha sido el elegido. No está mal y es escocés.
El muchacho al que Claire cura resulta ser un tipo de veintidós años muy monoso, aguerrido, lleno de cicatrices hasta el paladar y con mucho misterio. Es educado, sabe hablar varios idiomas y se comporta con bastante sentido común. Sus ojos son rasgados, su mandíbula cuadrada y su cuerpo de escándalo. Por esos avatares extraños de las novelas románticas, se tienen que casar de un día para otro sin apenas conocerse y ahí empieza el lío, claro. Un lío bastante potable, todo hay que decirlo. Entre calorreo y calorreo, y como hemos apuntado más arriba, la muchacha tiene la manía de ser una respondona y, sobre todo, es experta en meterse en todo tipo de follones que arrastrarán al querido protagonista masculino, que supera en paciencia al Santo Job, porque la de veces que tiene que salvarle el pellejo a Claire es incontable. Y ojo, aquí es donde la novela se aleja de lo rosáceo. Pasan cosas que una no imaginaría en un libro de este tipo. No digo más por no fastidiar la historia a quien quiera leerla. Lo mejor de Jamie son las palabras y expresiones en gaélico, que tan exóticas suenan. La más repetida es sassenach, junto con la incorrecta mo duinne, sustituida después por mo nighean donn. Sassenach es el término despectivo que usan los escoceses para referirse a los ingleses, pero él se lo dice a Claire de forma cariñosa. Ooooooooig. Y las cosas tan absolutamente perjudiciales para nuestros ovarios que le suelta a la prota abundan bastante también por ahí. Si son sensibles, señoras, les recomiendo tener el desfibrilador ovárico cerca mientras leen.

Frank Randall/Jack Randall, el marido y su antepasado
Robb James-Collier era Frank/Jack en mi imaginación
Tobias Menzies encarnará a los Randall
El tercero (o terceros) en discordia es (o son) Randall. Me explico. Ya hemos dicho que Claire está casada en el siglo XX con Frank Randall, historiador. Cuando viaja al pasado, su vida y la de Jamie Fraser se cruzan con la del antepasado de Frank, Jack, que es clavado a su descendiente en el físico. Este hombre de armas resulta ser un tipo retorcido, malo malísimo y bastante obsesionado con destruir a Jamie. Les va a amargar la existencia bastante, no les digo más. El problema está en que si muere antes de casarse y tener descendencia, Frank nunca nacerá y eso es algo que Claire no quiere que ocurra. Pero es que es un villano de cuidado y deseas su muerte. En cuanto a Frank, no es mala persona, pero ocurrirá algo en la historia que le hará cambiar sus sentimientos hacia Claire. Y es que los viajes en el tiempo son moviditos.

Lord John Grey, el que no podía faltar
Un Jude Law en sus años más mozos sería ideal para este personaje
Sí, y digo el que no podía faltar porque, claro está, un Grey tenía que aparecer para no perder la costumbre. Y frunce el ceño, por supuesto. Este personaje es secundario, pero tiene su propia serie de novelas, seguramente porque termina por caernos bien y Diana sabe sacar provecho de ello. Al principio lo vemos de adolescente y luego reaparecerá ya adulto. Su relación con Jamie Fraser será muy importante en esos años. Como me quedan cuatro novelas más que leer, no sé si lo veremos por alguna de ellas. Les iré contando.

Y hasta aquí el nuevo rollete greyano-fruncidor-calorro-highlander. Hasta el próximo.


8 comentarios:

Athena dijo...

Lo del ojete me dejó muerta, qué antierótico, por la diosa que llevo dentro.

Entonces confirma usted mi teoría sobre el verbo "to frown". Ahora me lo encuentro por todos lados. Hasta que leí al Grey no lo percibía, pero desde entonces me sale hasta en la sopa.

Gracias por invadir mi blog :)

Kahlan89 dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Kahlan89 dijo...

Estoy "Jamietizada" sin remedio xDD Como a ti me sorprendió muchísimo esta saga, ya que no es tipicamente rosa todo lo que pasa. Pasan cosas malas y chungas que la convierten en algo más. Además la señora Diana (la escritora) sabe entrelazarlo todo muy bien. #SoyFan ^^

Grandísimo Post ^^

Pd: Quiero un Dios Escocés en mi vida...

ladyvintage dijo...

Athena, desternillándome de la risa me he quedado con eso de "fruncir el ojete", jajajaja, ¿qué más cosas les quedan por fruncir? Uhmm, mejor no lo pienso mucho xD

Madre mía, leyendo posts así estoy ya que no me aguanto y voy a acabar yendo a imprimir "Forastera" a falta de tener un ebook. Me alegra leer que a pesar de lo terriblemente mal que cae la protagonista y algún que otro rollete por ahí esta saga al menos nos sorprenda y no se quede meramente en una literatura ligera romántico-erótica. Espero que pronto me caiga el divino ebook en las manos y entonces lo estrenaré como Dios manda con esta saga ^^

Un besote!

Pd: escoceses pelirrojos... sarptrimetpeymreyrtmoteymteoyurt :P

Athena dijo...

De momento he hecho una parada para no saturarme, pero la saga tiene su cosa :)

Lo de los fruncimientos ya me supera, en serio.

ladyvintage dijo...

Los fruncimientos de ceño y los ojos en blanco son un clásico de la literatura rosa, pero en mi vida había leído tantos como en la saga de E.L. James con la que mejor hacer un paréntesis >.<

De momento sigo con otras lecturas que reclaman mi atención, pero en cuanto caiga el ebook tengo claro que lo estrenaré con "Forastera" :3

Besitos! :*

Elora dijo...

Madre mía, he disfrutado mucho del post y eso que no he leído ninguno de los libros que ha citado aquí.

Lo del fruncimiento anal es algo que ya me impactó en su día, claro que viniendo de quién viene pues... ¡una ya puede esperarse de todo! Vaya libros que le regala a usted su señor esposo è_é

Y ahora ya, tratando la serie de libros de "Forastera"... decir que con este breve resumen que nos ha hecho ya me ha picado un poco la curiosidad, aunque tengo otros libros en mente para antes (y no son los del Grey, jeje).

Solo decir que me encanta la ilustración de Jamie, y también los dos actores, tanto el que tiene usted en mente como el que finalmente lo va a encarnar. Creo que me voy a enamorar un poco de ese hombre (que mi marido me perdone).

De Frank Randall me gusta más Robb James-Collier (yo y mi fiebre por los morenos de ojos azules que me dejan así è_é)y ya lo de Lord Grey me ha matado... si es que no podía faltar un Grey en estas novelas, no podía faltar...

Conch dijo...

jajajajajajajaja