sábado, 20 de diciembre de 2008

Comida de Navidad

Ayer fue la comida de Navidad. Bueno, lo de "comida" es un decir, porque el menú fue un desastre, pero qué el vamos a hacer. A este sitio se le pone la cruz y no se vuelve. Después hicimos la entrega de regalos del amigo inivisible. Este año yo no quería participar, porque es un palo que te toque alguien que no conoces y que encima sea un hombre. Para mí es complicado saber qué comprar. Jesús, el que organiza todas estas cosas y que es un liante (en el buen sentido de la palabra; es un encanto de persona) metió mi nombre y yo recé por que me saliera alguien del sexo femenino por lo menos. Y allá que tengo la suerte de que me toque una de mis compañeras de departamento y, además, jefe de estudios. Encantada he estado dejándole cosillas encima de la mesa todos los días y ella pensando que su amigo invisible era la directora. El regalo, más bien los regalos, fueron un éxito, así que el año que viene ya no me apunto porque creo que no voy a poder superar lo de éste. Mi amigo invisible también fue una buenísima amiga. Cuando cogió el papelito estaba como yo, pensando en quién le podía tocar y, de repente, se pone a dar botes de alegría, cosa que ya me mosqueó. Y sí, era ella ;)

Otra cosa: me perdí dos veces por Cartagena. Qué agobio pasé y doy gracias a los móviles. Una fue para ir del restaurante al puerto y la otra para salir del puerto a la autovía. Es que soy nula, madre mía.

1 comentario:

Tigretón dijo...

Yo también he comenzado el "maratón" gastronómico anual navideño... Lo empecé el pasado jueves con comida "de empresa" que se prolongó hasta las 7,30 de la tarde tras una comilona que ni la "Grande Bouffe" (aunque este año ya practiqué en mi viaje a Asturias. ¡Qué horror! ¡Este agostro me perseguían las nécoras a media noche!)

Luego el viernes acudí a la de Justicia, Procuradores, y demás, a la que fui invitado por mi tocayo Rentins, y lo pasé genial (Desde las 2,30 de la tarde hasta las 11,15 de la noche, y porque no podía con mi alma, mis pies, ni mi garganta...)

Lo del amigo invisible... yo siempre he tenido una "suerte" con eso que para que contar.

Y en cuanto a lo de perderte por Cartagena, no es de extrañar, especialmente en lo que me cuentas de al salir, porque no hay ni una indicación clara.