miércoles, 24 de diciembre de 2008

Esperanza

Ayer tuve café con compañeros de trabajo y, sin embargo, amigos, más otro amigo que está en otro instituto. La razón era ponernos al día de la vida de este último. Es la monda. Lo que más me gusta de él es lo bien que cuenta sus historias; es un gran narrador, se acuerda de todo a la perfección y sabe cómo y cuándo darle más intensidad al relato. Ya le he dicho que se tiene que hacer un blog o, en su defecto, pondré yo una etiqueta llamada Él sabe lo que quiere, en alusión a lo claro que lo tiene en lo que a amores se refiere. Lo mejor es que no pierde la ilusión.

La verdad es que contaba cada cosa que es para echar a correr. De los cuatro que estábamos allí, dos estamos casados y dos no tienen actualmente pareja. Pero es que sus experiencias han sido fatales. Cada vez estoy más convencida que me llevé la última persona normal y sin miedo a tener una relación que quedaba en el mundo. ¿Cuestión de suerte? No lo sé. Quizás ese 22 de diciembre tuvo algo de mágico ;)

3 comentarios:

Denon Wunderk dijo...

Desde luego, le tocó a usted la lotería, madame.

Athena dijo...

Lo tengo claro, querido Denon, me tocó. Pero creo que con la edad uno se hace más exigente. Me da la sensación de que ahora me costaría más trabajo encontrar a la persona ideal, pero no por nada, sino porque los que hay vienen tocados de otras relaciones de las que han salido escaldados y se dedican a "vivir su vida" sin complicaciones de pareja. Yo soy una clásica: si me comprometo es hasta el final. Cuando ayer oía las cosas que contaban mis dos amigos, me iba dando cuenta de lo mal que está la gente a ciertas edades. Pero ellos son normales, así que todavía queda la esperanza de que encuentren alguien normal también ;)

Wunderkammer dijo...

Esa sensación de la que habla es cierta. Aunque los que viven la vida digo yo que también llega un momento en que se cansan. Así que ya verá como dentro de nada se los encuentra más felices que unas pascuas.
Pero por otro lado también es verdad eso de que la gente se va haciendo más maniática conforme va pasando el tiempo y luego es más difícil la convivencia.
Bueno, creo, que hablo yo aquí como si fuera experta asesora de parejas.