domingo, 21 de diciembre de 2008

Regalos de cumpleaños



Diecisiete días después, he podido reunir a mis amigos a tomar un cafetico en mi casa para celebrar mi cumpleaños. Como siempre, ha habido un regalo serio (que es el de broma) y otro de mentira (que es el bueno). En el primero me he encontrado una cesta de Navidad plagada de disparates tales como un tinte para el pelo caducado desde 2004 (¿de dónde narices lo habrán sacado?), dos libros de chistes verdes, una agenda de 2006, un carrete de fotos pasado desde 2005 (¿sacará las fotos en sepia?) y otras cosas por el estilo. El colmo ha sido una obra "mía" titulada El manual del perfecto censor. Mi fama como Censora Mayor del Reino había llegado a sus oídos y ahí estaba la prueba de mi delito.

Todos los años caen este tipo de regalos. He tenido colgante y pendientes a juego hechos con gomas de borrar ya casi gastadas. También hubo un tiempo en que me regalaban cintas de gasolinera y, entre ellas, había algunas que resultaron ser de buenos artistas: Porrina de Badajoz (tres cintas tengo de él), Duquende o El Cabrero. Otros ya eran para echarles de comer aparte, tales como Los Nitros o Toño, cuyas canciones estaban compuestas nada más y nada menos que por el ínclito Leonardo Dantés, autor de éxitos como Carmen, ese tema que dice Carmen, Carmen, voy a tener que emborracharme. Carmen, Carmen, Carmen... Los Chunguitos la interpretaban, si no me equivoco.

Las carátulas que aquí adjunto se corresponden con dos de las cintas que tengo. Increíbles pero ciertas.

4 comentarios:

Antonio Rentero dijo...

Con ese tipo de regalos el cachondeo debe ser épico... me apunto la idea para futuros regalos... y así además le doy salida a algunos de los objets que han sobrevivido a tantas mudanzas y aún siguen por alguna caja de cartón debajo de la cama.

Athena dijo...

Ya le digo. Este tipo de regalos sirven para quitarse de enmedio trastos que uno tiene por ahí y que le da lástima tirar.

Wunderkammer dijo...

Pero de dónde se sacan estas cosas... qué bueeeno.

Athena dijo...

Las cintas las sacaban del Simago ¿se acuerda? El día que lo cerraron fue toda una desgracia para ellas, porque se les acabó el suministro de cintas cutres sin tener que ir a ninguna gasolinera.

Del tinte, los libros de chistes verdes o el carrete de fotos, no me pregunte, porque ahí sí que es difícil saber de dónde los han sacados.