lunes, 24 de mayo de 2010

Reacciones a la gran final

A mahn y Antonio Rentero los pueden leer en sus blogs. Joseph Cartaphilus, compañero de fatigas institutiles y emociones lostianas, apunta lo siguiente (le agradezco su permiso para exponer en mi blog sus pensamientos):

No sé si la gente estará muy mosqueada. Seguramente los que se quedaron con los osos blancos, las estatuas y los manantiales dorados estarán decepcionados. Yo me quedo con Sawyer y Juliet jugando a las casitas, con Charlie y Hugo rodando cuesta abajo con la camioneta Dharma, con los reencuentros de los coreanos, con los ojos de Ben, con Locke comiéndose una naranja a la orilla y con Kate tirándose al otro en la jaula. Y, sobre todo, con que vivir juntos implica también morir juntos.

También me quedaría con los desvanecimientos de Desmond a caballo entre dos épocas, la palma de la mano de Charlie contra el cristal, la cuna de Aaron en el campamento abandonado con el anillo de Charlie, Sayid y los Kwuon en misión de rescate cuando el alegre trío estaba en la Isla Hidra, Charlotte acordándose del pirado de Faraday cuando era una cría... Está claro que es una serie, sobre todo, de personajes y de relaciones personales, y a su servicio está puesta la trama.
Las estaciones Dharma, los viajes en el tiempo, el electromagnetismo, Jacob y su hermano, y hasta la propia isla, son MacGuffins, simples resortes que hacen que la trama avance dándole una aparente importancia sin que la tengan. Los elementos centrales han sido las relaciones humanas: pecado, traición, culpa, redención, amistad, lealtad, amor, soledad, separación y reencuentro. Lo demás (elementos propios de la literatura fantástica, de ciencia ficción y de aventura) son los resortes y la tramoya.
Las series de personaje (House, Dexter, El Mentalista...) son bastante abundantes y exitosas, pero se basan en un solo personaje que permanece igual del primer al último capítulo. Esta es una serie de personajes que evolucionan y se sienten palpitar. Evidentemente Jack, Sawyer, Kate, John, Hugo y Ben han sido las figuras centrales y con mayor profundidad, pero los demás no han formado una mera masa coral, sino que también han tenido su intríngulis, nos caigan bien o mal (Juliet, Charlie, Claire, los coreanos, Sayid). Desmond se queda fuera ya que es el deus ex machina, el personaje más extraño y difícil de entender.
Desde luego, será difícil que, en el nivel del dramatis personae, alguna serie llegue a la altura de Perdidos.


2 comentarios:

Antonio Rentero dijo...

Estando de acuerdo contigo en compartir la emoción de muchos de esos momentos irrepetibles (cuando se enciende la luz de la primera compuerta que encuentra Locke, la mano con "Not Penny´s boat", Faraday con Charlotte niña, la desaparición de la isla...) muchos seguíamos la serie no tanto por los personajes sino por las situaciones fantásticas.

No creo que la serie nos hubiera dejado una huella menor si nos hubiésemos enterado de qué hay detrás de la iniciativa Dharma, de los tejemanejes de Widmore, del porqué de la estatua egipcia... igual que llegamos a entender (más o menos) la explicación a que Richard Alpert no envejeciera o qué sucedía con Jacob.

Lo que me deja a medias es eso, que dediquen un capítulo entero (interesantísimos ambos) a explicar esos dos grandes misterios y no haya habido al menos uno para explicar todo el tinglado de Dharma.

Eso lo sumamos a la sensación que he tenido varias veces durante esta ultima temporada, de que había algunos episodio de "relleno" que no nos llevaban a ninguna parte y por eso no termino de estar satisfecho.

Mary Rose dijo...

La verdad es que estoy de acuerdo con ambos... me ha encantado la serie pero podían haberla rematado mejor, ahora, las emociones y los personajes permanecen en nuestra memoria