Acabo de terminar La suma de los días de Isabel Allende. Me regalaron este libro hace once meses por mi cumpleaños y, hasta la semana pasada, no había visto el momento de ponerme con él. Entre el día en que me lo dieron envuelto en papel de regalo de El Corte Inglés y hoy he leído muchas novelas. Cada vez que terminaba con una iba al despacho de mahn a ver qué se me ofrecía por allí, sabiendo que el libro de Isabel Allende estaba esperándome con paciencia. Pero yo creo que no hay que leer por obligación, sino porque apetezca. Cuando se me desató la locura por Jane Eyre, ése era el momento de leerla. Así fue cómo devoré la apasionante historia de la institutriz y el Sr. Rochester. Lo mismo ocurrió con mi etapa Jane Austen. Y después vinieron otras cosas, hasta llegar al California 83 de Pepe Colubí. Tras esta novela, llegó el turno al diario íntimo que nos propone la autora chilena.
Isabel Allende no es santo de mi devoción, pero tampoco la rechazo. De hecho, hice la colección de sus novelas por pura curiosidad. Leí La casa de los espíritus, Eva Luna, De amor y de sombra, Cuentos de Eva Luna, Hija de la fortuna y Retrato en sepia, hasta que me dejé a medias El plan infinito. Me gustaron las que terminé pero, curiosamente, no me dejaron huella. La que más me agradó fue Hija de la fortuna, aunque no hay manera de que recuerde casi nada de ella. Y es curioso, porque las protagonistas de sus novelas suelen ser mujeres estupendas, luchadoras, valientes, etc.; personajes femeninos que deberían atraerme pero, una vez cerrado el libro tras leer la última página, se me van al fondo de la memoria. Y tampoco tengo ganas de releerlas.
La suma de los días es un diario de la autora desde la muerte de su hija Paula (no he leído tampoco la novela dedicada a ella. Ya llegará el momento). Es innegable la capacidad que esta mujer tiene para narrar y hacer fantásticas situaciones que son (aunque no siempre) normales para otra gente. Lo que más me ha gustado del libro es que me ha ayudado a conocer un poco más a Isabel Allende, su manera de pensar ante ciertas circunstancias, las relaciones con su familia (su "tribu", como ella la llama), cómo gesta y desarrolla sus novelas,... No sé, me la ha hecho más cercana y humana.
Esta misma noche empiezo otro libro, Las manos pequeñas. Me picó la curiosidad por la historia mientras leía La suma de los días. mahn se lo había dejado por ahí y lo abrí un momento. Me dije que sería mi próxima lectura tras la Allende, aunque mahn me ha avisado de que no me va a gustar. Bueno, como no es muy largo, tampoco me va a costar trabajo comprobarlo. Ya les contaré.
3 comentarios:
Dios..., yo dejé un libro a falta de 60 páginas, y me puse con otros dos que me quiero fulminar y no encuentro el momento. ¡maldita sea!. Adoro leer, pero me puede la avidez por leer más de lo que puedo asumir. Tego que organizarme un poco, esto no puede seguir así más tiempo...
Lo que ocurre es que lo de los niños maltratados me da mucha pena y rabia y no sé si sería capaz de leerlo. Es que una se vuelve muy sensible a ciertos temas con la edad. Confío en mahn, que en su reseña dice que no es una obra sensibilera. Pero como que espero a ver qué nos dice usted cuando lo termine.
No lo dude, Wunderk: algún comentario pondré. La entrada de mahn a propósito de esta novela no la he leído, más que nada porque no me gusta conocer muchos datos de lo que voy a leer, sólo lo mínimo.
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