lunes, 16 de febrero de 2009

Cranford




Ya he terminado de ver la producción de la BBC titulada Cranford. Es la típica serie que se puede calificar como amable. Contiene amor, desamor, alegrías y tristezas, pero todo está tan medido que el equilibrio es exquisito. Cuando Linda, mi profesora de inglés, me la recomendó, me dijo que era todo muy, muy lento. Pensé que a lo mejor eran un tostón y no lo es. Resulta curioso que nos presentan al pueblo, Cranford, como un lugar donde nunca pasa nada y todo permanece inalterable, como si el tiempo se hubiera parado. Sin embargo, sí que pasan cosas, tanto pequeñeces como historias más importantes. En Cranford funciona mucho el boca a boca y el cotilleo (vamos, que no es un deporte exclusivamente español, aunque aquí somos unos maestros). Asuntos tan nimios como que un gato se trague accidentalmente un encaje que estaba puesto a remojo en un bol con leche son el novamás y la comidilla del pueblo. A esta pequeña sociedad llega Mary Smith procedente de Londres, una chica sencilla que se convierte un poco en la narradora visual de las aventuras que aquí se suceden. Ella se hospeda con las hermanas Jenkyns, la resuelta Deborah y la sumisa y dulce Miss Matty, interpretada por Judi Dench. A ellas se unen otras damas del pueblo, como Miss Pole (genial Imelda Staunton), la cotilla oficial, sabelotodo y ávida de exclusivas. Otros personajes representan los extremos: la orgullosa terrateniente Lady Ludlow (Francesca Annis, qué clase tiene) y el pequeño Harry y su pobre familia. Además está el médico que ya se quiere retirar, su recién llegado y moderno ayudante (que revolucionará a más de una dama), las hermanas solteronas, la dueña de la tienda del pueblo, la criada de las Jenkyns, su pretendiente, la entregada Jessie Brown y su padre y el buen Mr. Carter. Y, por supuesto, entre todas las historias de amor, la de dos jóvenes que tendrá sus momentos de tensión.

Cuando empecé a ver la serie, me dio la sensación de que las historias que iban ocurriendo se cerraban y ya está, como si cada capítulo tratara sobre unos personajes cada vez. Pero no es así. Algunas reviven cuando parecían estar acabadas. Otras tienen un final triste y también tierno (no desvelo aquí nada por si alguien quiere verla). Cranford es un delicado encaje en donde todos los hilos convergen al final para contarnos la vida sencilla de un pueblo que se resiste a cambiar.

Las interpretaciones son de premio: Judi Dench, que parece imprescindible en cualquier producción de época que se precie, borda su papel, la verdad. Lo mismo se puede decir del resto del reparto, y eso es muy importante para hacer creíbles las historias. Me ha encantado ver, una vez más, las formas de comportamiento social, tan calculadas y medidas, si bien es cierto que esos convencionalismos hacen desgraciado a algún que otro personaje. En fin, después del disgustazo de Norte y Sur, me he reconciliado con la BBC. Creo que, en este caso, me importaría un pito que la adaptación fuese fiel o no a las tres novelas de Elizabeth Gaskell en las que se basa.

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