viernes, 8 de febrero de 2008

Trabajo

Otra mañana intentando justificar mi trabajo. Siempre me propongo no entrar al trapo, y hoy creo que lo he conseguido. La manera de hacerlo es, y suena triste, pasar de toda argumentación y evadir la mente. La desvergüenza del personal te deja a veces fuera de juego. Esta gente no va a sufrir de úlcera, vamos. Es que no se guardan dentro una ni por la más mínima prudencia elemental. Me río yo de su futuro como hagan lo mismo en el mundo laboral. Pero claro, me olvidaba de que allí cobrarán. Aquí la que cobra es la que tiene que tragar con ellos, que están obligados. En esto último les doy la razón: ¿por qué tienen que permanecer en los estudios si no quieren? Si luego se arrepienten, ya tienen la Educación de Adultos.

Aquí quisiera yo ver a los de “Física o Química”.

1 comentario:

Antonio Rentero dijo...

Si es que desde que se abolió el trabajo infantil y las jornadas de 18 horas en las minas...