domingo, 15 de febrero de 2009

Que hagan lo que yo: estudiar

Algunas veces parece que tengo que pedir perdón por ser funcionaria. ¡Como si me hubieran regalado el puesto! Tres veces me he presentado, seis años de mi vida estudiando oposiciones. Al guano al que le fastidie.

4 comentarios:

Wunderkammer dijo...

Y, además, usted fue siempre una extraordinaria alumna. Doy fe. Estoy segura de que debe ser una gran profesora.
Un abrazo.

Ramón Monedero dijo...

Se te ve algo irritada...

Athena dijo...

Pues cuando lea el siguiente post...

Tigretón dijo...

Querida Athena:
Todas las oposiciones son distintas, pero todas son igual de puñeteras. Te lo digo por experiencia, la mía desgraciada, por terminar la carrera y atreverme con Notarías.

Ayer lo ví en una libreta (casi diaria) de mi época opositoril. Empecé en Octubre de 1994, terminé en Julio de 2.001, porque estaba hastiado (por decirlo finamente).

No es un consuelo mirar lo que yo hice... En absoluto. Bueno, tampoco me arrepiento de lo que hice y tampoco de dejarlo. Fue el momento, y mis compañeros de grupo de Murcia (excepto una, Notario ¡desde el pasado año!) lo dejaron al año pasado.

¿Distinta oposición? No. Todas las oposiciones fastidian igual, unas más (porque exigen más esfuerzo, más tiempo, más años, incluso dedicación casi plena, de lunes a sábado, como ocurría con las mías), pero en definitiva sólo el que las vive en primera persona sabe lo que realmente se sufre (y a veces los que están alrededor saben lo que es eso). Son un "estado civil" como decía un preparador de mi hermana.

Algún día, si me animo a revolver "fantasmas", contaré en mi blog mis desagradables y agradables experiencias con "la madre de todas las oposiciones".

Mientras tanto, sólo puedo decirte "Muchísimo ánimo" y (como el título de un libro sobre el tema): "Oposita, que algo queda"