miércoles, 14 de enero de 2009

Las cosas de palacio van despacio (I): Odio a mi caja de ahorros

Érase una vez que se era una profe a la que le tocó ser parte de un tribunal de oposición en pleno julio. Pasado el verano y el otoño, ni ella ni los demás sufridores compañeros habían cobrado nada de nada. Pero ocurrió que, para Navidad y cual historia de Dickens, todo el mundo recibió su dinerillo menos ella. Ahora le tocará pelearse con la Administración y, antes de eso, con la caja de ahorros que pone un número de cuenta en su servicio de Internet y otro en la cartilla, de manera que, si la protagonista de esta aburrida historia puso, inocente ella, el numerito que aparecía en Internet, a saber quién narices ha recibido el dinero que le pertenece a ella.

Fin de la primera parte.

3 comentarios:

Tigretón dijo...

¿El número de cuenta de Internet sigue ahí aún? Lo digo porque podrías ir con la impresión de la pantalla del ordenador a la Caja.

Lo malo es que tal y como está "el patio" no se suelta ni un céntimo, ni para esto ni para nada (si yo te dijera alguna historia que conozco, y algún caso de diferentes cuentas también para algún ingreso de operaciones -por secreto profesional guardo silencio y porque no es el lugar para contarlo aunque sea sin nombrar personas... Callaré para siempre-).

Espero que haya un final feliz a esa historia. Que esa profe "coma perdices", vamos. Estás en tu derecho, reclama.

Ramón Monedero dijo...

Este punto de partida te lo pilla Billy Wilder y te hace una obra maestra...

Antonio Sánchez dijo...

Qué gran putada, querida Athena. Después del veranito que hemos pasado... no se puede decir otra cosa . Yo cobré (excepto el kilometraje) el 31 de diciembre...

Espero que te lo solucionen cuanto antes.